«Lo quiero ya, lo necesito ahora»
El novedoso término la “cultura de la inmediatez” o nuevo concepto de “inmediatez” impregna nuestra vida, forma parte de nuestros hábitos y por supuesto de nuestra exigencia hacia nosotros mismos y hacia lo que nos rodea.
La dictadura de la instantaneidad, como lo llaman algunos entendidos del tema, es algo que hemos normalizado sin cuestionar las consecuencias.
En este articulo nos gustaría aportar nuestro punto de vista, compartir información sobre el cambio de “cultura” que llevamos sufriendo desde hace pocos años. La culpa de esta variación, por todos los especialistas y estudiosos del tema, se debe a la actual revolución tecnológica y digital que estamos viviendo estos últimos 20 años.
Las RRSS, la nueva tendencia en la obtención de información, formación, productos, servicios y atención a clientes nos lleva a la calidad de servicio medido por la inmediatez en la que obtenemos los resultados a nuestros deseos.
Todos tenemos un móvil que miramos una media de 142 veces al día (datos de HMD Global), esto es debido a las incesantes notificaciones que recibimos durante el día, de apps, correo, RRSS, mensajes de texto… y la imperiosa necesidad de responder y esperar que te respondan casi al minuto. Esto ha llegado incluso a tener a nuestra disposición herramientas incorporadas a estas RRSS, o APPS que nos indican si hemos sido ´´dejado en visto´´ al emisor, término que utilizamos para obligar al receptor a responder al instante o en su caso más común a pedir explicaciones de la no respuesta, o de culpabilizar de cualquier asunto sin acabar que necesitaba esa respuesta, la cual, en ocasiones, necesitaría una meditación o estudio para ofrecer la mejor solución posible. Esto que puede parecer inocente es un poder, incluso un argumento de peso para obligar al receptor a contestar al instante.
Otra cuestión que podemos resaltar de este tema es como cada año se invierten millones de euros en aumentar la rapidez de los servicios, caso de la titánica empresa Amazon, que anuncia su próxima política de entregas en una hora, la creación de paginas web, que son “premiadas” por el algoritmo de Google si consiguen abrirse en milisegundos, para así satisfacer la impaciencia del usuario, y poder ser una página eficiente. La espera de más de 3 segundos puede resultar una catástrofe, la inclusión de bots que responden a tus preguntas al instante para satisfacer las necesidades inmediatas de los usuarios es otra de las novedades que consiguen calmar nuestra ansia de respuesta.
Todo esto y mucho más es un entrenamiento que realizamos para ser cada vez más impacientes, la inmediatez está afectando a nuestro comportamiento y por supuesto a nuestra forma de pensar.
En el ámbito de la formación y la educación resulta muy fácil entender como cada vez tendemos más a la búsqueda de la respuesta que a la necesidad de informarnos, la necesidad de ser veloces, terminar de hacer los deberes e incluso conocer la evaluación de cualquier examen o trabajo al instante, sin importar si el profesor o profesora tiene 10 o 100 alumnos. La necesidad de que nos respondan cualquier duda horas antes del examen, esa relajación por parte del alumnado nos lleva a la necesidad de ser instantáneos, extrapolar la velocidad de un click, al ámbito del aprendizaje. Esa sensación de instantaneidad hace que algunos alumnos quieran todo ahora y si es posible con el mínimo esfuerzo.
Un ejemplo de tantos es, la diferencia en la que actualmente se toman apuntes de una clase a la que has faltado. Antes debías pedir al compañero o compañera los apuntes que habían dado en clase y copiarlos en tu cuaderno, actualmente cada vez veo más fotos de pizarras en los móviles que apuntes en la libreta.
Por otro lado, la cultura de la inmediatez a incrementado los casos de ansiedad, depresión y frustración, debido a la necesidad de ser veloces, y obtener mejores resultados en menor tiempo. En esta relación con nuestra salud mental, cabe destacar que la falta de atención de los jóvenes y ya no tan jóvenes, es otro de los trastornos psicológicos que se relacionan con la inmediatez.
La adquisición de conocimiento es un proceso lento, y que no solo dura unos años, sino que a veces puede durar toda la vida, es decir, bastante más tiempo de lo que se tarda en mirar una foto de Instagram o un video de Tik-Tok.
Joaquín J. Requena Pérez
Centro de Estudios My Study